Escuelita Khantati
Las melodías ancestrales de la bandola Aymara se están perdiendo en el tiempo, por lo que el profesor y los Jóvenes alumnos de la Escuelita Khantati están luchando a pesar de todas las dificultades, por preservar las tradiciones de los Tatas.
Recuerdo sentir asombro al ver algo que nunca había visto antes. Quería aprender a tocar esa melodía porque sentía que me conectaba con lo que hacían mis abuelos, lavando la bandola y relacionándose con la naturaleza. Con respecto a los músicos antiguos, creo que nuestros abuelos y padres tenían una conexión especial con la música y los instrumentos, y casi todos sabían tocar algo. Pero ahora parece que estamos perdiendo nuestras tradiciones, y me preocupa que llegue un momento en que la gente de otras regiones tenga que decirnos qué se hacía antes.
Mi primer recuerdo sobre los músicos que tocaban Bandola fue que era algo muy interesante y especial, y veía que los mayores se emocionaban mucho al tocar sus instrumentos. En las reuniones familiares, los músicos mayores compartían sus tonos y vivencias de juventud, y eso me encantaba. Me acuerdo de mi madre cantando siempre los tonos de Matehuaño del Securi, y mi padre y abuelo tocando la bandola.
La primera vez que vi a los músicos de mi comunidad fue en un carnaval en Cariquima, en febrero. También los vi en los floreros de la localidad de Acuario, donde se hacían todas las ceremonias correspondientes. Cuando era niño, solía ir a los pueblos y veía cómo la gente entraba en las sedes para celebrar, tocar y cantar. La primera vez que vi a los músicos tocando en un contexto natural fue en un floreo de alpacas en la comunidad de Los Lugares, donde se tocaba esta música mayormente.
Recuerdo que en los floreos y carnavales se juntaban músicos de distintas comunidades para tocar y celebrar juntos, apoyando al dueño del ganado. La tarea era sacar una fiesta bonita y alegre, y yo aprendía a tocar los tonos que conocía. Lo que más me llamó la atención fue el cariño que se le entregaba a la ganadería, tocando tonadas que expresaban los sentimientos y las emociones de los dueños y dueñas del ganado. Incluso había tonadas que expresaban el dolor por los malos años o las penas que tenían por diferentes motivos.
En definitiva, los músicos y la música tradicional siempre han sido una parte importante de mi vida y de mi cultura. Me preocupa que estemos perdiendo nuestras tradiciones y nuestra conexión con la naturaleza y la ganadería, pero espero que podamos seguir celebrando y compartiendo nuestra música con las generaciones futuras.
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aguila.abelgo16@gmail.com Abel Gomez Luriri
Proyecto financiado por el Fondo de Cultura y Educación de la Subdirección Nacional Iquique de CONADI.